Hombres y mujeres hemos heredado ciertos valores, comportamientos, actitudes y características específicas en función de nuestro sexo biológico. Esta asignación termina de constituirse en estereotipos de género, estableciendo expectativas sociales tanto para el hombre como para la mujer. Muchos de estos estereotipos excluyen o restringen el acceso de la mujer a puestos de liderazgo. El primer paso hacia la igual de género consiste en visibilizar y cuestionar los estereotipos y expectativas sociales que limitan el acceso de las mujeres a lugares de poder y toma de decisión.